Puede ser leído por un segundo intérprete pero con la regla de usar solo sinónimos ninguna palabra exactamente igual a la escrita.
Los intérpetes se esconden debajo de las poleras. Aparecen solo sus piernas porque están en posición de vela. Bailan las piernas como si sus cabezas fuesen los pies. La piernas son líneas, tal vez puedan escribir.
Los intérpretes recogen alguna de las poleras que han quedado tiradas
y se la ponen
y danzan a partir de esa palabra ya sea tomando su sonoridad
o su sentido
o su forma tipográfica
o quizás las tres características juntas y revueltas.
De esto aparece todo un lenguaje coreográfico.
El lenguaje coreográfico debiese entregar lecturas debemos ver qué es lo que nos transmite o de que modo podemos connotarle un sentido legible, hasta literal. Tal vez solo al acompañarlo con una palabra obliguemos al espectador a darle un sentido a lo que la danza hace. Pero para que eso sea interesante debemos trabajar los sentidos polifonicos, es decir que una misma secuencia de movimiento pueda significar indiscutiblemente varias cosas por lo tanto que la confusión de su incomprension sea porque son muchas posibilidades de significado en lugar que la incomprension esté dada por intentar coincidir con una sola.
Quizás haya que leer a Lacan o a Ferdinard De Saussure para comprender mejor esto.
El resto es puntuación. Todo el material debe ser organizado e hilvanado gracias a la puntuación.