(ARTI)FICE

He aquí una creciente colección de fragmentos, piezas inacabadas de proyectos de creación escénica nunca realizados, ideas desechadas. A continuación se irán acumulando con el fin de compartir cómo se hicieron realidad o bien para estar a disposición de cualquier creador voluntarioso y virtuosamente ejecutivo que las quiera materializar, o mejor dicho corporalizar, o poner en escena, o producir, o citar, o usar, o plagiar o robar...
En caso de requerir más información o asesoría para llevar a cabo estas ideas, solicítelo en los comentarios. ¡Se buscan colaboradores y ladrones!
si alguien tiene algún referente, texto o video, u otros que pueda ayudar a que crezca esta idea, bienvenido también.
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22 de agosto de 2011

SUVENIR o la experiencia primigenia del caos

Tras la venida del público a presenciar esta propuesta titulada Suvenir el día 28 de agosto en el contexto del Festival Escena Doméstica, quedaron impregnados en mi hogar una explosión de reflexiones que ruegan por ser compartidas.

En la vorágine en que vivimos, la tarea de la subsistencia va diluyendo nuestra identidad, o al menos la de algunos. La mente se va constituyendo entonces como un aglutinamiento de aspiraciones, ocupaciones, preocupaciones, necesidades, asuntos pendientes, quehaceres sin finalizar o por realizar. La condición de incompleto atraviesa los pensamientos y las conductas de todo tipo de personas, también en los que vivimos en torno a la creación artística. Por lo tanto se convocó al público a asistir a una instancia formulada a partir de la necesidad de exponer ideas inacabadas, no realizadas o no terminadas aún, con la oportunidad de que los asistentes se pudiesen llevar alguna como suvenir, ya sea para realizarla, completarla, hacerle sugerencias o simplemente como recuerdo. La dinámica aconteció de la siguiente manera, los asistentes llegaron al hogar, fueron recibidos en la reja de entrada por la dueña de casa y creadora de la propuesta y fueron pasando al interior, dejados a la deriva. Dentro habían mensajes y acciones, videos andando en los televisores de la casa y algunas músicas sonando, sumadas a algunas intervenciones en vivo de cuerpo en movimiento. Cautos, dudosos y desorientados deambularon por la casa.

De alguna forma esta propuesta era un grito de ayuda mudo en idioma no identificado, para saber qué decisiones tomar, ya que el creador depende del espectador para su existencia, como bien pronuncia la mecánica cuántica, algo existe cuando es percibido. Por lo tanto intuyo que una primera etapa para fundarse como creador escénico tiene que ver con probar y observar a través de la experiencia, modos de comunicarse con los presentes.

He aquí una primera observación. El espectador tiene necesidades y reclama sus derechos propios de rol. Por ejemplo: la comodidad, la generosidad del creador, su claridad, honestidad, la definición de lo que hizo, algunos también exigen impresión, seducción o disfrute y particularmente en esta ocasión el orden.
El espectador demanda una estructura de comportamiento para sí, ya sea para acatarla o desobedecerla, reglas que pueda seguir o romper, opciones de comportamiento. Por lo contrario, le teme y le provoca rechazo la desorientación causada por la extrema libertad. Y es natural, para cualquier juego existen reglas, para todo comportamiento y para la convivencia existen normas tácitas. En un teatro es fácil, uno va, le cortan la entrada toma una escueta decisión de dónde sentarse y ocupa tres, cuatro o a lo más cinco sentidos.
En esta experiencia se hizo necesario un orden logístico y por qué no decirlo, lógico, para que el espectador se sintiese capaz de apreciar lo que ocurría. Por el contrario la brutalidad del caos le provocaba vacilación.
Quizás Suvenir estaba dirigida en realidad a los cachureros, recolectores y otros hurgadores como también a la gente que disfruta haciendo el aseo, reciclando, u ordenando ya que el cúmulo de ideas extraviadas en la casa lo pedían pero la creadora tampoco dio pie evidente y claro para que los espectadores la ayudaran. Quizás la próxima vez en el afiche de alguna obra detalle a quienes va dirigida describiendo el perfil de los que hipotéticamente creo que no les interesaría. ¿Qué pasaría?

Finalmente esta muestra se quedó en la idea, existió, maduró y vivió solamente como una idea carente de la ingeniería y la logística necesarias para que el mecanismo de una obra funcione convenientemente como tal.

A pesar de eso y porque creo en la creación como una experiencia sensible (también lo es, no solo su recepción), quise compartir este estado primigenio, apostando porque pudiera dar luces del camino a seguir en esta odisea de hacer obras. Tengo una satisfacción. El haber logrado de cierta manera una empatía en el sentido de que los asistentes pudieron enfrentarse al caos que vive una creadora cuando por primera vez se las vale solitariamente para hacer una obra escénica por sí mismo.

Suvenir no fue un nacimiento sino más bien un cadáver que resucita, las ideas en mi las maté, nunca alcanzaron a ser obras, fueron veladas al salir a la luz, pero revivirán cada vez que se presente Suvenir.

Gracias a Escena Doméstica, a Luz, Sol, David, Marco, Daniel, Francisco, Natalia, Nicolaos, Solange, Francisca, Andrea, Constanza, Sergio, Valentín, Paz, Bárbara, Vanessa, Vannia, Rodrigo y todos los anónimos.

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